La vida cristiana es, radicalmente, vida pascual. Por ello la espiritualidad medular de los critianos no es otra que la identificación con Cristo muerto, resucitado y glorificado. El autor pregunta: ¿Por qué no celebrar los Misterios de la fe con la intensidad de las primeras comunidades crstianas? ¿Por qué no disfrutar con mayor entusiasmo el Misterio de Cristo resucitado?