«El título del libro Al atardecer de la vida invita a echar una mirada hacia atrás, al camino recorrido, que en mi caso gracias a Dios ha sido largo. Por la memoria del tiempo transcurrido, estos escritos tienen un cierto sentido de recapitulación, de mirada al pasado contemplándolo a la luz de la providencia divina. Reconozco abiertamente que la gratitud es el sentimiento que predomina en el repaso que hago de mi vida. Manifiesto públicamente mi afecto y gratitud a las diversas diócesis e instituciones por donde ha discurrido mi itinerario. En este ejercicio de memoria entran, como hitos señeros, el inicio solemne del ministerio episcopal en las respectivas catedrales y también la despedida que, aunque los sentimientos tuvieron otra tonalidad, no aconteció privadamente sino con la oportunidad de hacerlo en medio de la Iglesia y ante Dios».