El propio Belloc y la mayoría de sus críticos consideraron El Camino de Roma su mejor obra. Este clásico de la literatura de viajes es la historia encantadora de una peregrinación que el autor hizo a pie hasta la ciudad eterna, en cumplimiento de un voto.
Las palabras de Belloc, musculosas y llenas de exuberancia juvenil, fluyen mágicas y juguetonas para construir una descripción de un viaje, de un tiempo pasado, de gentes que todavía saben vivir la vida, de un mundo cargado de tesoros, de una fe antigua y sorprendente.
La prosa de Belloc traza un mosaico de placeres sencillos que nos devuelve a la vida ancestral y heroica a la vez que sus guiños y anécdotas nos siguen arrancando incesantes sonrisas y profundas y enjundiosas meditaciones.
La obra maestra de un consumado contador de historias, desbordante de un contagioso entusiasmo y de una vitalidad reconfortante.