Muchas veces olvidamos que la peor tentación a la que se enfrenta un adolescente se llama desesperanza: no saber por qué ni cómo luchar
¡y a veces no saber si de verdad desea luchar! Ahí radica la dificultad de estas líneas. No vale dar consejos fáciles, prefabricados y de cartónpiedra. Hay que ser auténticos y saber entusiasmarle con la verdad de una vida vivida en plenitud, con la inmensa alegría que da tener una mirada limpia, con la conquista de ese anhelo que todos llevamos dentro de nosotros: amar y ser amados. ¡Urge convencernos todos que hemos sido hechos para amar!
En un tono muy cercano, sin esquivar los temas que de verdad interesan, se aborda ese deseo que todos llevamos impreso de vivir limpiamente
De ahí el título: Estamos hechos para amar, que es el descubrimiento más importante que un adolescente ha de experimentar. Y para eso, conociendo los mensajes que la calle expande, se ofrecen las claves de cómo vivir la virtud de la santa pureza sin morir en el intento.