s que nada, no puede dejar de recordarse el ambiente familiar en que s Antes de adentrarse en la lectura, consulta o meditación respecto a estos textos, conviene tener presente que, en estos tiempos en que la oratoria sagrada no brilla por lo general a gran altura, las homilías de Fray Santiago Cantera son un muy bien venido ejemplo de altura intelectual, cuidada y hermosa prosa, solidez doctrinal y conocimientos escriturarios. No todo, sin embargo, es mérito personal o exclusivo del autor: sí lo es el que haya sabido aprovechar al máximo una formación religiosa y cultural cada vez menos frecuente en nuestros días, que es ejemplo de la mejor tradición de la Orden Benedictina, desde su crucial fundación por San Benito, patrón de Europa, sin quien no cabe entender la historia espiritual, cultural e incluso de desarrollo material de la Cristiandad (Paul Johnson, A History of Christianity). Hay que tener en cuenta, asimismo, la solidez de la formación universitaria previa a su entrada en el monacato, que acredita al autor como brillante historiador y medievalista distinguido, pero, antes que nada, no puede dejar