Este libro desarrolla y explica la historia de Rizpaj, que aparece dos veces en el segundo libro de Samuel sin pronunciar palabra alguna. Rizpaj era concubina de Saúl y madre de dos hijos con él, fue tomada posteriormente por Abner. Al ver morir ajusticiados a sus hijos, acompañó y veló sus cuerpos, defendiéndolos de las alimañas durante meses, hasta que, finalmente, David los enterró junto con los restos de Saúl. En su soledad y su dolor, esta mujer marginal y subordinada a los poderes de facto, mereció un recuerdo permanente en la historia de Israel, pues transformó gracias a sus actos el corazón de un rey y la mentalidad de todo un pueblo.