BIENAVENTURADOS

Introducción
Primera parte. Las bienaventuranzas en el Reino de Dios1. Los bienaventurados preferidos por Jesús            Los pobres                        En el Evangelio de Jesús                        En el contexto histórico actual            Los humildes            Los pequeños            Los acogidos                        Por la Palabra                        Por la acción del Espíritu            Los mansos            Los incorporados2. Bienaventuranzas de los pobres de espíritu En Jesús se manifiesta el amor de Dios a los pobres            Bienaventuranza e itinerancia            Bienaventuranza y conversión            Bienaventuranza del Reino de DiosLa conversión a los pobres3. Bienaventuranzas en la fraternidadJesús nos llama a seguirle en fraternidadEl mandamiento nuevoEn la comunicación de vidaMansedumbre y fraternidad4. Bienaventurados los limpios de corazónCorazón configurado5. Bienaventuranza en la compasión solidariaLa compasión, un nuevo pálpito            La compasión de Dios en JesúsLa compasión fragua en la oración contemplativaLa bendición de Dios Padre6. Bienaventurados los perseguidos por la justiciaEl compromiso por la justicia y la pazPor una Iglesia evangélica y fermento del mundo            Buscar ante todo el Reino de Dios            Tres compromisos fundamentales
Segunda parte. Vivencias del corazón bienaventurado1. Bienaventurados los que tienen espíritu de pobre, porque ellos tienen a Dios por rey2. Bienaventurados los mansos, porque ellos verán a Dios3. Bienaventurados los que lloran, porque recibirán consuelo4. Bienaventurados los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia5. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados6. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos obtendrán misericordia

La felicidad es un deseo y una meta inherentes a la condición humana. La felicidad supone una cierta praxis ajustada a la justicia social. Para el cristiano, la felicidad deriva de su vinculación a Cristo, que da sentido definitivo, desde el seguimiento al Señor, a todos los aspectos de su vida personal y social. La bienaventuranza no es solo un resultado del seguimiento del Señor, sino, al mismo tiempo, un criterio de discernimiento y de significación del amor cristiano.