Después de estos años de ministerio, poseemos ya el horizonte y la perspectiva para captar en toda su amplitud la eclesiología del papa Francisco, los presupuestos de su proyecto pastoral y el sello que está imprimiendo en la Iglesia. Con él llega al centro de la catolicidad la experiencia de unas iglesias no europeas que deben aportar su peculiaridad y su carisma. Desde su propia circunstancia despliega una mirada universal, para confrontarse con la dinámica de la globalización: como alternativa hay que configurar una globalización multipolar, una cultura del encuentro, espacios de misericordia. En este mundo real la Iglesia está llamada a la misión, a salir al encuentro de los dramas de nuestro mundo, como reflejo del Dios Trinidad que camina con la humanidad. Por eso la eclesiología de Francisco es una eclesiología desde la misión y para la misión, una eclesiología bautismal y sinodal: todos los bautizados son Iglesia y, por ello, deben unirse para caminar al encuentro de las necesidades de los más débiles y desfavorecidos