Interesantes reflexiones sobre la misteriosa y multiforme realidad del sufrimiento, que a todos nos une, llevándonos a través de la variada y enriquecedora multiplicidad de caminos que el hombre ha recorrido para responder con sensatez y responsabilidad a este interrogante, grande y universal. Un interrogante que nace de un grito que es raíz y vértice de toda búsqueda humana.
En clave de lectura unitaria que imprime su sello a las fragmentarias meditaciones aquí propuestas. Por ser hijo del hombre, Jesús sufre, y sufre tanto que la imagen que mejor le representa es la del crucificado en el madero del Gólgota. Por eso, cada uno de nosotros puede sentirse uno con ÉL.