- Referencia:
- 104516
- Editorial:
- PPC EDITORIAL
- Año de edición:
- 2020
- Materia
- Ética
- ISBN:
- 978-84-288-3628-9
- Alto:
- 190mm
- Ancho:
- 120mm
- Páginas:
- 352
- Encuadernación:
- Rústica
A TIEMPOS RECIOS, VIRTUDES BIEN TEMPLADAS
AMIGO VALLEJO, CARLOS
Prólogo y cuaderno para la navegación 1. De los tiempos y los díasRenovación en la continuidadAlzheimer espiritual y éxodo hacia el futuroLa Iglesia del papa FranciscoPeriferias. 2. Identidad y fidelidadAnte la dificultad, fortalezaUna eficaz pedagogíaLa forma de ser y vivirLealtad y corrupción de la fidelidad 3. Actualidad y vigenciaLa pasión del presenteCultura del encuentroJuventud y educaciónSiempre quedará la familiaAmoris laetitia 4. La grandeza del amorAltura de mirasHospitalidad, virtud cristianaDiplomacia preventivaNobleza de espíritu 5. Credibilidad: veracidad y coherenciaGarantía de autenticidadEn la caridad resplandece la verdadAperuit illisPresencia y participaciónDiálogo de la razón y la ciencia 6. La paz, virtud universalEl bien y la pazLa nobleza del corazónEl silencio y la paz interiorEcología global 7. Elogio de la virtudTiempo favorableAdvertencias y consuelosEn la Iglesia del Señor 8. El coronavirus y DiosAmargura y soledadEl ruido del silencioFortaleza de la esperanzaVariantes intermediasNueva Pascua 9. Tiempos de paciencia y de fidelidadLeales y fielesEvangelii gaudiumPrudencia, alegría y misericordiaLa esperanza no defrauda
Los tiempos son recios, difíciles de llevar. Pero quien a Dios tiene nada le falta, decía santa Teresa. De algún modo se puede decir que el Señor ha regalado a la Iglesia una preciosa bitácora con los cuadernos e instrumentos necesarios para llevar con acierto el arte de navegar en esta especial singladura que es la de seguir con fidelidad la ruta del Evangelio. Esos documentos, naturalmente, son la Palabra, la Tradición y el Magisterio. Tampoco olviden las luces que vienen de esas luminarias que son los «signos de los tiempos».Y cuanto más recios sean los tiempos, mayor atención se ha de poner en templar, cuidar, fortalecer y practicar la virtud evangélica. Una comunidad, un nuevo pueblo, una Iglesia siempre en éxodo, en salida, como quiere el papa Francisco, caminando entre las bendiciones de Dios y las dificultades que ponen los hombres (Lumen gentium 8).