Esta historia comienza cuando Daniel, a sus trece años, pierde el sentido de la realidad y, como un moderno Don Quijote, decide imitar a sus héroes de fantasía y enfrentarse a la injusticia. Por supuesto, los malentendidos en el colegio y en su barrio crean situaciones que provocan la risa, y sin embargo? la raíz del problema es mucho más profunda. La madre de Daniel había muerto en un accidente de coche, y a su hijo, que viajaba con ella, le había quedado la secuela de dos heridas: una era la cicatriz de una quemadura en la pierna izquierda, muy visible; la otra se escondía en los pliegues de su memoria. Aparentemente, Daniel había borrado los trágicos sucesos de aquel accidente, pero solo en apariencia.