- Referencia:
- 9403
- Editorial:
- HERDER EDITORIAL
- Año de edición:
- 2007
- ISBN:
- 978-84-254-2025-2
- Alto:
- 216mm
- Ancho:
- 141mm
- Páginas:
- 432
- Encuadernación:
- Otros
- Colección:
- FONDO GRAL. RELIGIOSO
EL MISTERIO DEL HOMBRE
PONCE CUÉLLAR, MIGUEL
Esta obra se suma a las respuestas que, desde diversos ángulos, pretenden esclarecer el misterio de la existencia humana: ¿Qué es el hombre? La antropología, en sus diversas ramas, aporta materiales para acercarnos a esa realidad, cuyo hondón se escapa a la investigación humana, porque siempre hay un más, cuya clave interpretativa sólo es posible, según el autor, si se considera al hombre en su dimensión más profunda y misteriosa, en su relación con el Dios Creador y Salvador.
En ese plano teológico se sitúa la obra del Dr. Ponce Cuéllar, El misterio del hombre, que estudia los albores de la existencia del hombre, cuyos aspectos fundamentales -creación, llamada de Dios en Cristo y pecado original- conforman la vida y el ser del hombre.
El autor estructura cada parte del libro en un triple capítulo: en primer lugar, un estudio amplio y ajustado del tema de la Sagrada Escritura, de acuerdo con la investigación actual; sigue después, con el mismo rigor científico, un panorama de la historia de la Tradición y del Magisterio acerca de esa problemática, y termina, en tercer lugar, con una profunda reflexión a la luz de los datos positivos y de la teología actual, presentando diversas soluciones para asumir aquella que el autor cree más ajustada a los textos escriturísticos y magisteriales, y con mayor significatividad para el hombre.
La temática del libro es ciertamente actual en cada una de sus partes. El tema de la creación adquiere hoy una importancia coyuntural por la conciencia de los peligros derivados de una explotación ilimitada de la naturaleza y de sus energías, por las experiencias negativas de una técnica hipertrofiada, atentatoria en su uso contra la dignidad de la persona, y también por el miedo a una aniquilación atómica. Pero el teólogo, que en todo momento debe ser consciente de la importancia fundamental del dogma de la creación, no ha de apoyarse sólo en razones coyunturales para el estudio de este dogma, convirtiéndolo en un recurso pasajero. Sólo una visión amplia y profunda de la creación puede prestar al hombre el conocimiento y la fuerza necesarios para dominar su situación en el tiempo y poner remedio a sus necesidades.