- Referencia:
- 40123
- Editorial:
- RIALP
- Año de edición:
- 1996
- ISBN:
- 978-84-321-3097-7
- Alto:
- 210mm
- Ancho:
- 145mm
- Páginas:
- 328
- Encuadernación:
- Rústica
- Colección:
- EDUCACION Y PEDAGOGIA
ENSEÑANZAS SOCIALES EN EDUCACION INTERMEDIA
BERNAL GUERRERO, ANTONIO
Se abre este volumen - número 16 del Tratado- con la descripción de las principales direcciones en las que se ha movido en el último tiempo la Educación Social: un panorama que va desde la ausencia o infravaloración del factor socio-ambiental, sostenido por las corrientes socialistas, inspiradas en Marx, que ponen el acento en la dimensión colectiva en la que el ser humano ha de terminar por diluirse en aras de un utopismo desalmado; o hasta las concepciones inspiradas en un pragmatismo materialista, que representa otro modo de anulación del hombre. En ese panorama emerge la cisión de una personalización educativa en la que la formación social se entiende y se resuelve desde la perspectiva de una Pedagogía de la Persona. El desarrollo social del niño se realiza en la armonía de una personalidad irrepetible que crece, y respira, y cuaja en el marco de la sociedad en la que vive y de la que forma parte. Superada, o al menos, esclarecida la polémica acerca de la identidad y de las fronteras de las llamadas Ciencias Sociales, cuestión tentacular que puede hacer estéril todo esfuerzo metódico para determinar unos cauces de enseñanzas en los diferentes niveles educativos, lo solución más generalmente aceptada - en lo que se refiere a la Enseñanza Intermedia, alumnos entre los diez y los trece años - 'se resume en que los conocimientos de Historia y de Geografía y conocimientos globalizados de la sociedad'. Los seis grandes capítulos del libro analizan con rigor los campos en que debe detenerse la atención de los estudiantes, compaginando su estudio sistemático con un conocimiento empírico que ha de ser natural, extraída de la realidad social en la que se está y en la que se convive. Y todo ello encaminando no a acumular saberes teóricos sin proyección humana, sino a estimular la adquisición de unas virtudes sociales entendidas como sólidas disposiciones para participar activamente con eficacia y hasta con cordialidad, en las distintas comunidades en la que los muchachos, con el transcurrir del tiempo, tendrán que desplegar su protagonismo.