Francisco de Asís abre un camino de vida espiritual a quien busca un sentido a su vida y desea marchar tras las huellas de Jesús.
En capítulos cortos, claros y luminosos, Michel Hubaut nos invita a peregrinar con Francisco de etapa en etapa, de conversión en conversión, hacia la alegría interior del que se sabe querido gratuitamente, incondicionalmente, por el Padre. Francisco no es un vagabundo que marcha sin rumbo fijo y sin meta clara, es un peregrino, un peregrino hacia la Luz.
El Evangelio da forma y transforma toda la vida, personal y relacional, del que tiene el corazón vuelto al Señor, abierto a la escucha del Espíritu. Hacerse hermano de todos, en un espíritu de sencillez y de minoridad; ser profeta de la paz y del perdón; tener sobre uno mismo, los otros y toda la creación una mirada de admiración y de alabanza; tal es el camino al cual nos invita Francisco. En un período turbado, donde el hombre no se fía de sí mismo y no sabe en quién depositar su confianza, Francisco nos invita a redescubrir el sentido profundo de nuestra vida, a dejar a Cristo abrir un camino nuevo, fuente de alegría y de paz.
"Vivir el carisma franciscano en un futuro que debiéramos construir con todos los hombres de buena voluntad, subrayando la prioridad de las personas en el seno de una Fraternidad universal; manifestando la novedad del Evangelio, fuente de felicidad; encarnando, en las relaciones cotidianas, el amor salvador de Cristo; esforzándonos en ser los testigos de la libertad interior del Espíritu; rechazando la dictadura del dinero y el empobrecimiento de dos tercios del planeta. Construir el futuro maravillándose de la belleza de la creación y promoviendo un desarrollo humano duradero; apasionados por la paz y el diálogo entre religiones; deeseando ser solidarios de una Iglesia a menudo pecadora y otras veces luminosa". (Extraído de la Introducción. Pág. 16)