La intemperie reclama una proximidad que singulariza los vínculos ybusca el cuidado. Porque no hay amor más grande que el amor concreto.La fraternidad en la intemperie es una forma de amparo comunitario, yla aportación del cristianismo del siglo XXI será la construcción deuna Iglesia hecha de fraternidades en movimiento al servicio de losmás empobrecidos.En tiempos de metamorfosis global conviene saber quées aquello que queremos conservar, que huele a frescura del Evangelioy, por tanto, es esencial en nuestras vidas. Seremos tejedores ytransformadores de este mundo en función de los vínculos quefomentemos y conservemos.«Convivir sin dar lecciones, aprendiendo como los demás; sin buscar puestos de honor, enfangándose con los demás;sin enfadarse por perder privilegios...».