- Referencia:
- 87337
- Editorial:
- PPC EDITORIAL
- Año de edición:
- 2017
- ISBN:
- 978-84-288-3078-2
- Alto:
- 190mm
- Ancho:
- 120mm
- Páginas:
- 160
- Encuadernación:
- Rústica
- Colección:
- CRUCE
LA CORRUPCIÓN NO SE PERDONA
EL PECADO ESTRUCTURAL EN LA IGLESIA Y EN EL MUNDO
PÉREZ ANDREO, BERNARDO
Introducción1. La corrupción en la Biblia 1. La corrupción en el Antiguo Testamento a) La crítica a la corrupción en el Pentateuco: leyes que protegen contra la avaricia de los poderosos b) La crítica a la corrupción en los profetas: la intervención de Yahvé c) La crítica a la corrupción en Qohélet: la resistencia silenciosa 2. La corrupción en el Nuevo Testamento a) La crítica de Jesús de Nazaret, en la tradición de los profetas b) La crítica de la carta de Santiago: la avaricia de los ricos c) La carta a los Romanos: la corrupción como pecado estructural2. La corrupción de este mundo: paradigma neoliberal globalizado 1. La globalización neoliberal: desigualdad y corrupción a) Relación dialéctica entre desigualdad y corrupción b) Los datos de la corrupción en el mundo c) La imposición de la globalización posmoderna neoliberal 2. Las consecuencias del modelo globalizador neoliberal: idolatría e injusticia a) La religión globalizada y la idolatría b) Elementos sistémicos de la idolatría del Mercado3. España, un caso especial 1. Una historia reciente peculiar 2. La institucionalización de la corrupción 3. La salida de la crisis, un caso de corrupción institucional4. La Iglesia y la corrupción 1. ¿La corrupción en la Iglesia como fruto de la era constantiniana? a) ¿Una era constantiniana de corrupción? b) La corrupción como mundanidad espiritual en el papa Francisco 2. Simonía, pederastia y moral sexual a) La simonía: compraventa de la salvación b) Pederastia y moral sexual c) El espíritu del clericalismo 3. El papa Francisco contra la corrupción a) Francisco contra la corrupción en el mundo b) Francisco contra la corrupción eclesialConclusiónBibliografíaObras de referenciaObras del MagisterioPáginas web utilizadas
La corrupción en sí no se perdona, porque es un pecado estructural y está ligado a un sistema injusto, que la Biblia llama satánico, identificándolo con las «bestias», a las que Ap 13 manda sin más al infierno. Ciertamente pueden ser perdonadas las personas corruptas; cuando cambian de mente y de conducta (que eso significa conversión, es decir, meta-noia), como anuncia Mc 1,14-15, pero nunca la corrupción en sí, porque es intrínsecamente mala. Hay pecados personales de corrupción que pueden y deben denunciarse con nombre y apellido, pero la corrupción en sí, como estructura demoníaca, ha de ser superada y destruida sin posibilidad de perdón, como ha denunciado la Biblia en su conjunto y, de un modo especial, el mismo Jesús.