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La corona de adviento
En el periodo de Adviento, nos dedicamos principalmente a prepararnos para la llegada y el nacimiento del Niño Jesús. Anualmente, en nuestras Iglesias y hogares, nos preparamos durante el Adviento para celebrar la Navidad.
El Adviento marca el inicio del Año Litúrgico, un tiempo en el cual preparamos nuestro corazón y alma para dar la bienvenida al Nacimiento del Niño Jesús. Para preparar nuestro cuerpo y alma para la Navidad, es esencial tener en mente dos conceptos clave: la penitencia y la alegría. Las velas de Adviento de color morado simbolizan la penitencia. Para recibir al Niño Jesús en nuestro corazón y alma, es crucial purificarnos, eliminando los pecados cometidos a lo largo del año. Reflexionar sinceramente sobre nuestros errores y faltas es fundamental en este proceso.
El formato más común es usando los cuatro colores litúrgicos (verde, morado, blando y rojo) Las cuatro velas representan cada uno de los domingos que dura el Adviento. Además cada una de las velas representa una virtud que debemos mejorar a lo largo de la semana que corresponda: la primera semana de Adviento, el amor; la segunda semana de Adviento, la paz; la tercera semana de Adviento, la tolerancia y la cuarta semana de Adviento, la fe.
Otro formato es con tres veles moradas y una rosa; Encendemos una vela de Adviento morada en el primer Domingo de Adviento, la segunda vela morada en el segundo Domingo de Adviento, y finalmente, la tercera vela morada en el cuarto y último Domingo de Adviento. Estas velas son recordatorios de la penitencia necesaria para obtener el perdón de los pecados, permitiendo que el Niño Jesús ilumine nuestros corazones y almas con su presencia.
La vela de Adviento de color rosa simboliza la alegría. El tiempo de Adviento no se limita a la penitencia y reflexión; también es un periodo de celebración. El nacimiento del Niño Jesús es fundamental en nuestras vidas y debe ser celebrado con alegría. Este evento trae consigo la esperanza de un mundo mejor, el perdón de los pecados y la promesa de vida eterna. La alegría por el nacimiento del Niño Jesús debe estar presente durante todo el Adviento.
Encendemos la vela de Adviento de color rosa en el tercer Domingo de Adviento, conocido como el Domingo de Guadete, recordándonos la esperanza que Jesús nos trae, la luz que disipa todas las tinieblas.