- Referencia:
- 19104
- Editorial:
- SAL TERRAE
- Año de edición:
- 1989
- ISBN:
- 978-84-293-0829-7
- Páginas:
- 168
- Encuadernación:
- Rústica
- Colección:
- Presencia Teológica
054 - HOMBRES DE LA COMUNIDAD. APUNTES SOBRE EL MINISTERIO ECLESIAL
JOSÉ IGNACIO GONZÁLEZ FAUS
La crisis actual del ministerio eclesial no se reduce exclusivamente al problema del celibato, sino que es una verdadera crisis de identidad. La Iglesia es esencialmente misionera, y el ministerio debe serlo también, evitando recaídas en concepciones religiosas precristianas de "mediadores sagrados", que atentarían contra la unicidad de la Mediación de Jesucristo, tal como la afirma el N.T.
Las iglesias del N.T., con sus lecciones de pluralidad y creatividad y con su afán de ser comunidades "de contraste" por el modo evángelico de ejercer la autoridad, dejan a la Iglesia de hoy una enorme libertad para configurarse. La Historia de la Iglesia muestra, a la vez que una necesaria estructuración del ministerio, una progresiva clericalización del mismo que debe ser hoy superada, sustituyendo el binomio clérigos/laicos por el de comunidad/ministerios.
Del estudio de amigos (N.T. e Historia) saca el autor unas conclusiones sobre la responsabilidad y la libertad de la Iglesia de hoy, a la que Dios no ha pretendido poner trabas en la tarea misionera que le ha confiado. Si en el siglo III dijo alguien que había llegado la hora de pasar "de la claridad a la tradición", hoy vuelve a ser hora de pasar "de la tradición a la claridad", lo cual implica el paso de lo personal a lo servicial, de lo clerical a lo eclesial y de lo vertical a lo colegial. Porque el modo interno de estructurar la Iglesia se refleja después en la postura de ésta ante el mundo; y así, una Iglesia que haga consistir sus ministerios en la sacralización, la distancia o el autoritarismo, se comportará después ante el mundo como sacral, distante y autoritaria.
Pero para llevar adelante estas tareas se necesita una auténtica "espiritualidad del ministerio eclesial", que el autor califica como una espiritualidad "de la entrega" y que cree ver insinuada ya en la Segunda Carta de Pablo a los Corintios.